• En una cazuela de buen tamaño con tapa, echa el chorrito de aceite junto con el maíz palomero, tápala y calienta a fuego alto hasta que exploten todas las palomitas. Te darás cuenta que ya están cuando se escuchen explotar cada vez menos granos y haya un espacio de 3-4 segundos entre cada explosión.
• Retira inmediatamente del fuego y vacía las palomitas en un tazón grande ligeramente engrasado. El tazón debe tener espacio suficiente para revolver las palomitas sin que se caigan. Reserva.

Prepara el caramelo

• En una cazuela mediana y a fuego medio-alto, pon a calentar el azúcar moreno, la miel de maíz, la mantequilla, el agua y la sal. Revuelve de vez en cuando para que se combinen muy bien los ingredientes.
• Cuando la mantequilla se derrita por completo, continúa revolviendo ocasionalmente hasta que comience a hervir.
• Una vez que hierva el caramelo, revuelve constantemente hasta que notes que al pasar la cuchara puedes ver el fondo de la cazuela y este queda expuesto por casi dos segundos.{3}
• Retira del fuego y añade el bicarbonato y la vainilla y revuelve muy bien usando un batidor de globo. El bicarbonato provocará que el caramelo cambie de color a uno más claro y se formen una mezcla un tanto espumosa.
• Cuando el caramelo comience a hacer espuma, vacíalo sobre las palomitas y revuelve cuidadosamente hasta que todas estén bien cubiertas.
• Vacía las palomitas con caramelo sobre una charola grande previamente engrasada de manera que quede una sola capa de palomitas. Si tu charola es muy pequeña puedes dividirlas en dos charolas, de esta manera se hornearán de manera uniforme.
• Hornea las palomitas a 120°C (250°F) por 1 hora, sacándolas cada 15 minutos y revolviendo nuevamente en la misma charola. Esto ayuda a que no se oscurezca tan rápido el caramelo y se distribuya uniformemente sobre todas las palomitas. Yo uso un cronómetro de mi teléfono para contar el tiempo.
• Pasada la hora de horneado, déjalas enfriar por al menos 30 minutos antes de comerlas.