Te cuento un poco acerca de cómo llegamos a la decisión de hacer Homeschool y el por qué decidimos seguir adelante con este estilo de vida que, sin duda, se ha hecho más popular a raíz de la pandemia.
No cabe duda que la pandemia nos ha cambiado la vida a todos, y aunque no puedo hablar por todo el mundo (porque en cada país y ciudad todo se ha desenvuelto diferente) sé que a muchos nos orilló a tomar decisiones difíciles pero necesarias.
Hace un año y medio, cuando empezó la pandemia y que todo parecía tan incierto, no me imaginé que terminaríamos haciendo Homeschool. De hecho, para eso de julio del 2020 yo todavía tenía la esperanza de que todo terminara en agosto que comenzaba la escuela (ya sé, muy ilusa yo).
Pero no te voy a mentir, así como mi hija pequeña estaba emocionada de entrar al kinder en el 2020, yo estaba emocionada de que por fin tendría 4 horas ininterrumpidas para trabajar en mis proyectos del blog. Y aún más emocionada de saber que para el 2021 por fin podría trabajar tiempo completo en este proyecto las casi 8 horas que mis hijas estuvieran en la escuela.
Pero bien dicen por ahí que si quieres hacer reír a Dios, le cuentes tus planes 😅
Pero bueno, volviendo al por qué decidimos hacer Homeschool…
Los últimos meses del año escolar 2019-2020 fueron bastante difíciles para todos, porque en un abrir y cerrar de ojos las rutinas cambiaron y ahora teníamos a los hijos aprendiendo desde casa.
La verdad es que la escuela a distancia fue muy difícil para nosotras. Mi hija mayor, que es quien iba a la escuela, terminaba frustrada casi todos los días, cansada de estar en una pantalla y yo terminaba aún más cansada de hacer circo, maroma y teatro para convencerla de seguir ahí. Las últimas semanas de escuela, la verdad ya me valió gorro y sólo hacíamos las actividades que no se hacían en la computadora. Para mí era más importante mantener nuestra sanidad mental, que de por sí estaba sufriendo ya bastante con el encierro total.
Así que bueno, para no hacerla muy larga, las vacaciones de verano me sirvieron mucho para pensar respecto a qué hacer en caso de que las cosas no cambiaran. Para agosto 2020, empezamos a recibir emails del distrito escolar con el montón de encuestas y las posibles opciones para un regreso a la escuela seguro. Y básicamente las opciones eran escuela en línea o escuela en línea, y nada más de recordar el cansancio mental que eso había sido para nosotras me dieron dolores de cabeza.
Ahí fue cuando revisitamos una idea que mi esposo y yo habíamos tenido cuando mi hija apenas entraba al kinder: hacer Homeschool.
Cuando Emma tenía 5 años, la metimos a una escuelita Montessori por una semanas para probar. Nos gustó la ideología pero al final las cosas no resultaron con los horarios y algunas expectativas que teníamos al respecto. Pero fue ahí que nos entró la cosquillita de «¿y si nosotros hacemos Homeschool?».
Después, de vez en cuando, mi hermana y yo teníamos pláticas acerca de las cosas que no nos gustan del sistema educativo (ella es Pedagoga, así que tiene muchas opiniones, jaja) y siempre nos planteábamos la idea de hacer Homeschool e imaginábamos cómo sería nuestra vida si decidiéramos hacerlo juntas. Aunque la verdad, nos imaginábamos que si lo llegábamos a hacer sería cuando nuestros hijos estuvieran por entrar a Middle School o algo así.
Así que cuando tuvimos que tomar una decisión, aunque no fue nada fácil y requirió de mucha oración, no fue tan complicado saber hacía qué lado se inclinaba la balanza. Al final, mi esposo y yo sentimos que esta era nuestra oportunidad para probar hacer Homeschool y supimos que era la mejor decisión para nuestra familia en esos momentos. ¡Y sí que lo fue!
Hemos aprendido muchísimo este año, no todo ha sido miel sobre hojuelas pero ha sido una experiencia muy positiva y enriquecedora. Y lo que es más importante, mis hijas están felices de aprender en casa. Tan felices que cuando llegó el tiempo de decidir si iban a volver a la escuela este 2021, ellas fueron las que pidieron seguir con Homeschool.
Así que aquí estamos, un año después. Y aunque las cosas han mejorado un poco por acá y los niños han regresado a las escuelas, nosotros seguimos haciendo Homeschool.
Me sigo sintiendo la menos experta en el asunto pero al menos ya estoy más preparada que el año pasado que comencé casi a tientas, jaja. Este primer año fue básicamente hacer todo a base de prueba y error para saber qué es lo que mejor funciona para nuestras hijas. Las dos son tan diferentes y por lo tanto, sus maneras de aprender también son muy diferentes. Aún estamos ajustando cosas, quitando las que nos dejan de funcionar e implementando nuevas. Pero es una de las cosas tan bonitas de hacer homeschool, la flexibilidad de cambio y de poder adaptar todo a las necesidades de nuestros hijos y nuestras familias.
Aún no sé si vamos a seguir haciendo homeschool por muchos años más o si este será el último, lo que sí sé es que esta oportunidad no la habríamos tenido de no ser por la pandemia. Todo este evento nos obligó a probar algo que, aunque siempre habíamos querido, nunca nos habíamos animado a hacer (y esto simplemente por el miedo a no ser capaz).
Así que bueno, esta es nuestra historia de por qué comenzamos a hacer Homeschool. Yo sé que la situación de todos es distinta, y la verdad me siento privilegiada de que esta fue una opción para nosotros. Pero no importa la opción que hayamos escogido para la educación de nuestros hijos en este tiempo de pandemia, debemos tener confianza de que escogimos lo mejor para ellos y sobre todo, recordar que podemos con esto.
Cuéntame en los comentarios cómo te fue a ti con este tema de la pandemia y la educación de los niños. Me encanta leer de ustedes también.
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