Si alguna vez te han dado ganas de empezar tu propio huerto en casa pero te preocupa el poco espacio, te cuento cómo le hice yo. No importa si no tienes jardín o si eres un mataplantas como yo, con la guía adecuada ¡sembrar y crecer tus propias hortalizas es posible!
Tengo que confesarte algo, soy malísima con las plantas 🙈
Hasta apenas hace un par de años, mataba cualquier planta que se colara en mi vida. ¡Era horrible! Sobre todo porque siempre me han gustado las plantas.
Pero, por más que me gustaran, terminar siempre con eventos desafortunados me impedía siquiera pensar en tenerlas.
Sin embargo, en 2017 pasó algo que me llenó de inquietud y muchas ganas de querer intentar tener plantas en mi casa. Y no cualquier tipo de planta, no, tenía unas ganas inmensas de tener hortalizas y verlas todas crecer desde la semilla.
¿Te parece muy loca la idea? Pues a mí sí me pareció por un momento.
No me sentía nada capaz de sembrar, crecer y cosechar hierbas, frutas y verduras cuando hasta las plantas más comunes se me morían. ¿Cómo se me ocurre entonces tan loca idea?
Mira cómo utilicé el Perejil de mi huerto en unos deliciosos Chiles en Nogada
Pues todo comenzó el día que vimos la serie documental de Michael Pollan (puedes leer más acerca de cómo este documental impactó mi vida en este post) y me terminó de convencer cuando vi que mi amiga Ana, del blog Delicious Home, se dedicaba precisamente a enseñar a la gente a tener su propio huerto en casa.
Como sea, la idea seguía siendo un poco loca, porque no tenemos un jardín enorme y además lo compartimos con nuestros vecinos de la planta baja que, además, tienen perros 😰.
Pero ¿qué crees? ¡Es posible! Sí se puede tener tu propio huerto aún en espacios pequeños.
Yo nací y me crié en la Ciudad de México, así que crecí con la idea de que los alimentos vienen del mercado o la tienda. Y era lo más normal. Lo más cercano a experimentar el comer un fruto directo del árbol era comernos los higos de la higuera de mi abuelita. Y para ser sincera, cuando era niña no era muy fan de los higos (ya sé, no sé qué pensaba😆).
La primera vez que mi mamá sembró un pequeño huerto de tomates fue cuando nos fuimos a vivir a una pequeña ciudad en Chihuahua. Yo ya tenía 20 años y aún así me pareció lo más maravilloso del mundo. Hubiera querido ser partícipe de esta experiencia cuando era niña, pero lo más cercano a eso fue mi tarea de germinar un frijol😅
Cuando vivimos ahí, un pueblito comparado a la ciudad de donde veníamos, pudimos gozar de visitar las huertas de manzana y durazno y pasar días envasando mermelada y otro tipo de conservas.
Cuando mi hermana y yo nos vinimos a estudiar a Estados Unidos, mi mamá nos enviaba mermeladas de frambuesa y zarzamora (que ella misma había ido a pizcar) para que sobreviviéramos durante el invierno 😂 ¡Era padrísimo!
Esa había sido mi experiencia más cercana a ver directamente de dónde venía lo que comíamos.
La verdad es que, antes de la era de Pinterest, viví con la idea equivocada de que necesitas disponer de metros y metros de tierra para poder sembrar algo. Además, debido a mi experiencia con las plantas, estaba segura de que la gente que siembra debe tener súper poderes para lograr que sus plantas den frutos y no mueran en el intento.
Pues bueno, todas estas ideas erróneas desaparecieron por completo cuando conocí el Club de Sembradores, un curso en línea padrísimo para empezar tu propio huerto en casa. En este curso, Ana te lleva prácticamente de la mano desde que pones la semilla en la tierra hasta que cosechas tu primer rábano (o zanahoria, betabel, tomate, ¡lo que quieras!).
Ser parte del Club de Sembradores ha sido una de las experiencias más enriquecedoras que he podido tener. Y no sólo para mí, mis hijas lo disfrutaron como no tienes idea. Cosechar el primer rábano fue como mañana de Navidad para ellas (sí, con todo y las greñas como si se acabaran de levantar, pero por tanto jugar 🤣)
El poder conectar de esta manera tan profunda y directa con los alimentos que llegan a nuestra mesa es una de las mejores experiencias y algo que todos deberían intentar al menos una vez en la vida.
Como ya lo había mencionado en este otro post, las mejores cosas de la vida toman tiempo, y este es el mejor y más claro ejemplo de ello.
Y bueno, aunque no todo lo que sembramos dio fruto ese año, no sabes la emoción que me dio ver que aún una mataplantas como yo puede lograr crecer sus propias hortalizas con un poco de guía, paciencia y amor.
Te cuento que el Club de Sembradores justo está arrancando con un nuevo grupo ¡y aún puedes inscribirte! Está padrísimo porque vas a tu propio ritmo y te puedes apoyar en una comunidad súper bonita de toda la gente que está trabajando en sus huertos urbanos.
No importa si tu casa es pequeña o si no tienes espacio para sembrar en tu jardín; Ana te enseña a crecer hortalizas hasta en macetas para los que no tenemos donde meter un cajón de siembra. Además, también aprendes a hacer una composta ¡y hasta a hacer tus propios germinados!
Inscríbete al Club de Sembradores aquí
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El año pasado no pude sembrar nada porque estábamos de vacaciones en México, justo cuando era la mejor época para sembrar. Además, el verano aquí es tan corto, que cuando regresamos ya no tenía mucho caso empezar. Pero este año ¡no me pierdo la temporada de siembra por nada!
Espero que te animes, te prometo que es una experiencia maravillosa 💚
¡Feliz primavera!
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